11 may 2016

La Universidad abre un taller de soplado de vidrio para fabricar instrumental de apoyo a la investigación



De izquierda a derecha, Manuel Fernández y Eduardo Rubio.

La Universidad de Oviedo ha puesto en marcha un taller de soplado de vidrio para facilitar la fabricación y reparación de material a los diferentes equipos de investigación que trabajan dentro y fuera de la institución académica. Este nuevo taller, que depende de los Servicios Científico-Técnicos (SCTs), aporta como ventaja principal un abaratamiento en el gasto en reparaciones y en la compra de nuevos dispositivos, que suponen una parte importante de los presupuestos de los equipos de investigación y de las prácticas de laboratorio.
Eduardo Rubio, coordinador científico de la sección de Análisis Químico de los SCTs de la Universidad de Oviedo, explica que el objetivo de esta nueva infraestructura, que apenas lleva un mes funcionando, es atender la demanda de áreas de conocimiento que dependen mucho del vidrio para la realización de sus trabajos. El taller está también abierto a las peticiones de otros laboratorios de centros de investigación regionales o empresas ajenas a la institución que requieran de esta técnica.
El coordinador científico señala que los materiales de vidrio que se utilizan en la investigación y la docencia son caros y necesitan ser reparados con frecuencia. La falta de profesionales especializados en soplado de vidrio, como consecuencia del cierre hace un par de años del único taller de este tipo que existía en la región, obligaba a la Universidad a remitir el instrumental a otras comunidades autónomas con los consiguientes costes económicos.
Eduardo Rubio añade que las piezas más comunes que se realizan en soplado de vidrio son matraces de reacción, embudos de extracción y columnas cromatográficas, aunque también se fabrican instrumentos diseñados específicamente en función de las necesidades de cada equipo de investigación.
La implantación de esta técnica en la institución académica asturiana ha tenido que sortear diversas dificultades precisamente porque en España hay pocos especialistas que sepan realizar estos trabajos. De hecho, Manuel Fernández, el técnico del taller, se ha formado en la Universidad de Alicante. 

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