¿Los grandes desiertos oceánicos son sumideros de CO2 o por el contrario son emisores de ese gas de efecto invernadero? Es una de las dudas a la que desde hace años tratan de responder investigadores de todo el mundo como uno de los factores que pueden contribuir al cambio climático. Investigadores de la Universidad de Oviedo han concluido que estás inmensas superficies de agua absorben más de dióxido de carbono del que producen.
El proyecto CARPOS (Flujos de CARbono mediados por el Plancton en ambientes Oligotróficos Subtropicales: una aproximación lagrangiana) ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, y en él han participado científicos de las Universidades de Vigo (coordinación) y Oviedo y el Instituto Español de Oceanografía ha estudiado cuál es el comportamiento de estos grandes desiertos oceánicos en la zona subtropical. La prestigiosa revista PLOS One acaba de publicar parte de los resultados del proyecto en un artículo firmado por investigadores de la Universidad de Oviedo.
Los científicos han abordado el análisis de los consumos y emisiones de CO2 con una aproximación lagrangiana, es decir, realizando todas las mediciones del experimento en la misma masa de agua, en vez de en puntos distintos del océano. El equipo marcó mediante boyas de deriva equipadas con diversos sensores oceanográficos una gran masa de agua a la que siguió durante días para tomar muestras a diferentes profundidades a lo largo de diez días para conocer cómo crecían las algas y otros organismos microbianos, decisivos en la captación y emisión del dióxido de carbono.
El equipo investigador de CARPOS trabajó en la región subtropical a una distancia de 10 días de navegación de la costa de la península ibérica en una campaña que duró dos meses. Los investigadores desarrollaron un total de 10 experimentos con alrededor de 400 mediciones en total. Las muestras tomadas se conservaron en botellas de 2 litros para ir observando la tasa de crecimiento de las algas, los cambios en la concentración de oxígeno y otros parámetros significativos.
El análisis de todos los datos obtenidos ha permitido concluir a los investigadores que los estos desiertos oceánicos, que suponen alrededor del 70 por ciento de la superficie de agua del planeta, muestran un pequeño superávit de captación de CO2 respecto a la cantidad de gas que emiten.
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